La Cañada de Córdoba es uno de los lugares más concurridos y vistosos de la ciudad. No se refiere a un río sino al encauzamiento del arroyo (3 km) que cruza de suroeste a norte de ciudad y que se forma en las Sierras Chicas de Córdoba con una longitud de 28 km.
Siendo una obra maestra por la funcionalidad de la misma (más allá de su belleza estética) fue construida con cantos rodados y cal en 1671, siendo en 1944 la re-construcción tal como la conocemos hoy como un murallón de piedras y un recorrido de arboles al costado que la hacen un deleite para los turistas que visitan la ciudad.
En los inicios de la ciudad este arroyo que nace en las Sierras Chicas terminaba inundando todas las casas y comercios que la rodeaban haciendo intransitable la zona y en algunos casos tomándose vidas humanas por las lluvias torrenciales (data que en 1890 el arroyo desbordó con una violencia tal que murieron 200 personas).
Atravesando la ciudad la Cañada se ha vuelto en un recorrido que nos lleva a puntos estratégicos de la ciudad como el Paseo de las Artes, la Municipalidad de Córdoba, Tribunales Federales, plazas, restaurentes, etc. El camino que deja trazado es acompañado de puentes y una iluminación nocturna que la hace ideal para visitarla y recorrerla de noche.
Este encauzamiento histórico de la ciudad trajo aparejado varias historias urbanas como «La Pelada de la Cañada» que fue un personaje bastante siniestro según se cuenta. A veces tildada de una niña pequeña otras de una mujer con vestimenta deshilachada (siempre de colores blancos y negros) y su cabellera pelada, rondaba los alrededores de la Cañada asustando a los transeúntes con gimoteos y llantos.
Hasta el día de hoy se recuerda un popular verso sobre esta historia de Alejandra Correas Vázquez:
«Pelada de la Cañada : fantasma mítico
Tiene dos versiones
Una cabeza redonda, y blanca, rapada
Otra segunda versión con cabeza de calavera»