Desde sus comienzos, Córdoba se caracterizó por la iniciativa de sus habitantes y la búsqueda constante de crecimiento en todo sentido. Es así, como a finales del siglo XXVI llegaron a nuestra ciudad los jesuitas, los cuales tenían como finalidad evangelizar a los habitantes originarios de la región por medio del trabajo y la enseñanza. Las Estancias Jesuíticas de Córdoba surgieron con el objetivo de mantener económicamente la obra de evangelización.
Para cumplir con esta finalidad, las Estancias Jesuíticas se constituyeron como establecimientos ganaderos y de agricultura, con la presencia de todo tipo de ganado y campos de cultivo, con una ingeniería de riego única y molinos para procesar los productos obtenidos de la siembra. Además, aquí se realizaban trabajos de herrería, panadería, tejidos, curtiembre, cal, ladrillos y mucho más. Con las tierras cordobesas ocupadas todavía por los españoles al poder, los jesuítas fueron expulsados cumpliendo las órdenes del rey Carlos III de España.
Las estancias y sus demás construcciones sobrevivieron al paso del tiempo, y hoy son establecimientos turísticos declarados como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. En la actualidad, la Manzana Jesuítica en la ciudad de Córdoba y el Camino de las Estancias constituyen un circuito turístico obligado para los visitantes de la región. Las estancias jesuíticas son las siguientes:
- Manzana Jesuítica en Córdoba Capital
- Estancia Colonia Caroya
- Estancia Jesús María
- Estancia Santa Catalina
- Estancia La Candelaria
- Estancia Alta Gracia
Este paseo se complementa con el alojamiento ideal para acceder a todas y cada una de ellas de manera rápida. Así es que dentro de los hoteles en Córdoba, la opción de hospedarse en el Hotel Sol de Piedra es la mejor opción. Su ubicación en pleno centro de la ciudad permite acceder al Camino de las Estancias en minutos. Para una mejor organización del viaje, lo mejor es reservar por anticipado aquí.
Imagen: welcomeargentina.com